Silbia Mansilla brindó un mensaje de memoria, gratitud y futuro en los 150 años de Obispo Trejo
En una jornada colmada de emoción, memoria y orgullo comunitario, la intendente trejense repasó los desafíos superados, reivindicó los valores que sostienen al pueblo y convocó a seguir construyendo futuro con unidad, fe y trabajo.

Obispo Trejo vivió este lunes 8 de diciembre una de las ceremonias más importantes de su historia. En el marco del acto protocolar y el desfile por el 150º aniversario de la localidad, la intendente Silbia Mansilla ofreció un discurso de fuerte carga emocional, profundamente humano y con una clara mirada hacia el porvenir.
“Obispo Trejo es mi casa, mi motor y mi responsabilidad más grande”, expresó al iniciar, marcando el tono íntimo y comprometido que atravesaría toda su alocución. Frente a autoridades provinciales, departamentales, instituciones locales y una multitud de vecinos, Mansilla evocó el legado de un pueblo que —según dijo— “se sostuvo siempre en la solidaridad y en el esfuerzo compartido”.

Memoria, dolor y resiliencia: la huella de los tiempos difíciles
Uno de los pasajes más conmovedores fue su recuerdo de la pandemia, etapa que definió como uno de los desafíos más grandes que debió enfrentar la comunidad.
“Fueron tiempos difíciles… la prioridad absoluta fue cuidar la vida y la salud de nuestra gente”, recordó con voz quebrada. Confesó haber acompañado personalmente cada momento doloroso, desde llamadas urgentes hasta despedidas marcadas por la distancia, y sostuvo que esa experiencia la transformó para siempre.
Acompañó sus palabras con una cita del libro Recuerdos familiares de mi pueblo, de Ray Eudoxio de Jesús Palacios, nieto del fundador, para recordar que Obispo Trejo nació y creció “a martillo sobre el yunque de la adversidad”, y que nada de lo logrado fue jamás un regalo.

Un pueblo que crece: jóvenes, mujeres, familias y trabajadores como protagonistas
La intendente dedicó un amplio tramo de su discurso a destacar el crecimiento humano y social de la localidad. Celebró a los jóvenes que estudian, a las mujeres que emprenden, a las familias unidas por proyectos comunes y al personal municipal, al que definió como “el corazón del servicio que recibe nuestra comunidad”.
“Gestionar no es solo hacer obras o tomar decisiones. Gestionar es estar, acompañar, escuchar, tender puentes”, afirmó, subrayando que la esencia del trabajo público se sostiene en valores irrenunciables: transparencia, respeto, honestidad y buen trato.
Mansilla expresó un orgullo particular por el equipo de gestión y por el profesionalismo de los trabajadores municipales: “Mi vocación es cuidarlos a ustedes, que abrazan con convicción la tarea de servir”.

Una comunidad con historia y futuro: aniversarios que hablan de identidad
El 150º aniversario coincidió, además, con otras fechas emblemáticas para la historia local:
- 120 años del Registro Civil,
- 100 años de la habilitación del templo San Antonio de Padua,
- 100 años de la Municipalidad,
- 75 años de la Plazoleta General San Martín,
- 50 años del Jardín Ulises Elían Morello,
- 50 años del Ballet Celeste y Blanco.
Para Mansilla, esta suma de aniversarios es la prueba viva de que las instituciones han sido pilares del desarrollo y la identidad trejense.

“Obispo Trejo tiene todo para lograrlo”: una invitación a seguir avanzando
El tramo final del discurso estuvo cargado de esperanza y proyección. Mansilla expresó su sueño de ver a Obispo Trejo consolidarse como un lugar donde estudiar, emprender, trabajar y vivir en comunidad sea un camino posible para todos.
“Cualquier pueblo con coraje, con gente solidaria y que cree en sí misma tiene asegurado el éxito si hacemos lo que corresponde”, afirmó.
También destacó que ser intendente en este momento histórico representa para ella un honor inmenso: “Servir a este pueblo ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida.”
Un cierre espiritual para un día inolvidable
En el día de la Inmaculada Concepción, la jefa comunal invocó la protección de la Virgen María y del patrono San Antonio de Padua, pidiendo sabiduría, fortaleza y unidad para la comunidad.
Finalmente, con la emoción desbordando en cada palabra, exclamó: “Felices 150 años, amado Obispo Trejo. Sigamos honrando nuestra historia, cuidando nuestro presente y construyendo un futuro digno para cada vecino y vecina.”
El aplauso cerrado del público selló un momento que quedará grabado como una de las páginas más significativas en la historia del norte cordobés.