
Mutismo selectivo: cuando el miedo apaga la voz
Se trata de un trastorno de ansiedad infantil poco difundido, pero no por eso menos frecuente. Algunas recomendaciones a tener en cuenta por docentes, a pocos días de que los chicos retornen a clases.
*Por Laura Tuyaret – Periodista freelance y madre de una niña con mutismo selectivo (MS)
Primer día de escuela. Aunque ya conoce los nombres, Carolina siempre realiza la misma
dinámica para que los niños de la Sala de 4 se conozcan entre sí. Se sientan en ronda,
lanzan un perrito de peluche; quien lo reciba debe decir cómo se llama.
El juego avanza como es lo esperado hasta que alguien le tira el muñeco a Luz. El perrito
rebota en su pecho y cae justo frente a sus piernas cruzadas, pero la niña no hace ningún
ademán por recogerlo. Al principio, la maestra cree que es desinterés, pero pronto se da
cuenta de que sucede algo más. Luz mira hacia abajo, su rostro parece petrificado y sus
hombros están tan tensos que su espalda se curva ligeramente.
“¡Bienvenida, amiga! ¿Cómo te llamás?”, intenta la maestra, pero Luz no responde. Parece
que las palabras la han abandonado por completo.
La situación es compleja. La niña no tiene ningún informe especial, mucho menos ha
llegado con un Proyecto Pedagógico Individual (PPI), y su familia asegura que en casa
habla con normalidad. De hecho, dicen que es pura chispa: hace reír a todos con sus
monerías y ama cantar y bailar.
La historia de Luz es la de muchos chicos que tienen mutismo selectivo (MS), un trastorno
de ansiedad social muy poco difundido.
“Consiste en el fracaso constante en hablar en situaciones sociales específicas que incluyen
expectativa de que el niño o la niña usen la palabra, como es el caso de la escuela o el club,
por ejemplo; aunque esos chicos sí lo haga fluidamente en otros contextos en donde se
sienten cómodos y seguros, como en su hogar y con su familia”, explica la licenciada
Soledad Carro, psicóloga infanto-juvenil de Fundación ETCI, quien se ha
especializado en los últimos años en este afección.
Para poder identificar que se trata de mutismo selectivo y no de un rasgo de personalidad,
como podría ser la timidez, “esta situación debe ocurrir al menos durante un mes, no
estando relacionada con el comienzo de año escolar”, aclara Carro y agrega que el MS
comprende un gran abanico de formas de manifestarse: “Existe un gradiente en la
presentación de la sintomatología y en su severidad: desde niños que no hablan en clase
pero que sí se comunican con sus amigos mediante gestos y se integran a los juegos, hasta
otros que no hablan y se quedan aislados observando cómo sus compañeros interactúan y
juegan”.
Como en el caso de Luz, la niña que ilustra este artículo, siempre “suele ser muy
evidente el contraste de la extroversión que muestran en su casa frente a la inhibición e
introversión que manifiestan en otros contextos”.
Si bien no existen actualmente estadísticas específicas sobre la prevalencia de este
trastorno en la población infantil, algunas estudios mencionan que existen 1 de cada 150
niños con MS y otros, incluso, que 1 de cada 50 niños lo poseen.
Es importante destacar que el mutismo selectivo puede estar infradiagnosticado, ya que en algunos casos se minimiza su gravedad, pensando que el problema se superará con el tiempo o la
maduración del niño. “De esta manera se pierde la oportunidad invaluable de que el docente
informe de esta problemática a los padres para que puedan realizar una consulta temprana.
Dado que el niño en su hogar habla sin dificultades, las familias suelen no detectar el problema hasta que lo informan desde la escuela”, comenta Carro.
No es que no quiera hablar, es que no puede
Luego de que pasan los meses y Luz continúa sin hablar en su salita, la preocupación ya se
instala en su mamá, a quien ya le han comentado la situación desde la escuela. En su
entorno no faltan las especulaciones: es un “manejo”, está “encaprichada” o ella “siempre
fue tímida”, son algunas de las explicaciones que intentan hacerle llegar, tanto de la escuela
como de su familia.
Lo que la madre de Luz aún no sabe, es que el mutismo selectivo no es simplemente una
forma extrema de timidez, sino una condición más profunda que requiere de un diagnóstico
por parte de un profesional de la salud mental y tratamiento adecuados.
“La timidez es un rasgo de personalidad, mientras que el MS es un trastorno de ansiedad y
como tal causa un deterioro significativo en el desempeño escolar y la vida social del niño”,
asegura la licenciada Carro y añade: “El nivel de ansiedad experimentado en situaciones
sociales es mucho más elevado en niños con MS que en los tímidos.
Además, es seguro que los primeros no hablen en situaciones que no sean familiares; mientras que un tímido, si bien suele permanecer callado en contextos sociales novedosos, sí podría contestar una
pregunta si fuera necesario”.
Tampoco se trata de una decisión, sino de una respuesta física que inhibe el habla frente a
la situación que le genera ansiedad, a la cual algunos niños la pueden describir como un
“nudo en la garganta”.
“Es clave comprender que el mutismo selectivo se trata de un trastorno de ansiedad, que el hecho de que el niño no hable no es una falta de respeto ni una conducta desafiante. Al niño le encantaría hablar, pero NO PUEDE”, sentencia la especialista de ETCI.
La buena noticia es que con el tratamiento adecuado el mutismo selectivo puede revertirse.
La investigación existente respalda la implementación de Terapia Cognitivo Conductual
(TCC) para su abordaje. “Hay indicadores de que el resultado del tratamiento es mejor
cuando los niños con MS son tratados a una edad más temprana, motivo por el cual es muy
importante la detección y la consulta desde muy pequeños”, reafirma Carro.
El docente como parte clave en el proceso de apoyo
Una vez que Luz tiene su diagnóstico por parte una psicóloga, Carolina, la maestra
comienza un trabajo de mucho compromiso e involucramiento con su situación.
Se ha informado sobre el tema y sabe que es muy importante fortalecer el vínculo con la niña. Por
eso, en algunos recreos se reúnen para jugar unos minutos y compartir momentos divertidos.
Además, han pactado un modo único y singular en el que solo ellas dos entienden que Luz necesita ir al baño. Se para frente a su escritorio, la mira y levanta la cejas. Casi llegando a mitad de año, Luz ya tiene la seguridad de que nunca será expuesta ni obligada a hablar, lo cual hace que se sienta muy relajada dentro del aula.
Así como es importante el diagnóstico e intervención tempranas en el mutismo selectivo, el
apoyo en la escuela es fundamental para ayudar a los niños afectados a superar su
dificultad. “La actitud del docente tiene un impacto importante en el progreso del niño, el
modo en que se vincule y se involucre con el tratamiento podrá hacer una gran diferencia”,
confirma Soledad Carro.
“Puesto que el trastorno se manifiesta en el ámbito escolar, el mismo será el lugar
privilegiado para implementar las intervenciones que colaboren en la mejoría que el niño
vaya teniendo en su espacio terapéutico”, dice la psicóloga de ETCI.
Es fundamental que la manera de ayudar a los niños con MS consiste en generar un vínculo “amoroso y de confianza”, no presionarlo para hablar y dándole su apoyo para poder ir avanzando en pequeños pasos y a su propio ritmo.
Entre las acciones que sugiere Carro se encuentran: no exponer al niño a responder
preguntas delante de todos, elogiarlo en privado en caso de que hable o tenga algún otro
logro, darle la posibilidad de que se comunique mediante gestos o escribiendo en un papel,
promover que trabaje en grupos pequeños con compañeros de más afinidad, asignarle
tareas que le den protagonismo y alimenten su autoestima más allá de la palabra, como
borrar el pizarrón o repartir fotocopias.
El año ya casi llega a su fin. La familia de Luz, su terapeuta y el colegio han trabajado como
un verdadero equipo. Carolina y la niña se entienden muy bien, ambas han sabido construir
un vínculo que va más allá de las palabras. La maestra ha logrado hacer del aula un
entorno seguro y tranquilo para su alumnita. El colegio ya no es un lugar amenazante.
Eso se nota en el comportamiento de Luz. Ha empezado a susurrarle al oído a sus amigos y, a
veces, hasta lo hace con la misma maestra. Aún queda un poco de camino por recorrer,
pero de seguro esta historia tendrá un final feliz si continúan trabajando así.