
¡Dale campeón, dale campéon! Superó el cáncer y cumplió su sueño de estar en la cancha
Hace exactamente un mes, Jerónimo culminaba su tratamiento con quimioterapia y este domingo quiso salir a la cancha. Lo hizo con el número 5, una ubicación esencial en el equipo.

Jerónimo León Sánchez tenía solo seis meses de vida cuando le diagnosticaron cáncer óseo con metástasis en los pulmones y en el hígado. Actualmente tiene dos añitos y tres meses, por lo que la mayor parte de su vida la pasó en un hospital, con tratamientos agresivos para tratar de frenar la enfermedad.
En agosto recibió la última quimioterapia y el alta médica que le permitió regresar a su casa. Su familia no sale del asombro por la fortaleza del pequeño guerrero que no perdió su alegría, su entusiasmo y se muestra apasionado por el fútbol.
Y no es para menos: su abuelo es entrenador y técnico del Club Sol de Mayo de Piquillín, a la vez que su mamá y su papá, juegan en distintos clubes de Córdoba; mientras que su hermanito de seis años eligió el club piquillense para ser entrenado por su abuelo.

Este domingo hubo un encuentro deportivo en la cancha del Club Belgrano de Río Primero, con equipos infantiles de la región. Sol de Mayo también participó y Luis Ledesma, abuelo del niño, pidió a los directivos del club local que le permitiesen ingresar un ratito a la cancha a Jero.
No hubo objeción y el pequeño pudo tener sus minutos en la cancha a la par del resto, “aunque estuvo enojado. Venía con mucho entusiasmo, anoche se preparó los botines y las medias, pero capaz creyó que iba a jugar todo el partido”, contó entre risas el abuelo, agradecido por el gesto de la gente de Belgrano.
El papá contó la alegría que manifiesta cada vez que lo llevan a la cancha, donde “canta, grita, salta, no quiere salir…”
Jerónimo ahora está en remisión y después del duro tratamiento que debió afrontar durante todo este tiempo, la mamá remarca la fortaleza del niño por salir adelante: “Que él se levante, ya para mí eso es mucho. No tengo palabras para describir lo que hoy siento”, sostuvo con emoción la joven.
El papá destacó todo lo que pasó y “ahora verlo correr, jugar… son muchas emociones juntas”.

Así el campeón salió a la cancha, “enredado” en su camiseta con el número 5, sólo dispuesto a jugar y divertirse, para darnos una lección a todos de coraje, fortaleza, empuje y de ganas de ir para adelante, siempre hacia adelante.