11/12/2024

Pablo Cingolani: “El único camino que había para andar era hacia adelante”

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Organizado por el área de Discapacidad y el Grupo Sueños de Vida de Villa Santa Rosa, el ciclista cordobés participó de un conversatorio junto a Carlos Escobar de Chubut, donde los deportistas pudieron compartir sus historias de vida, superación y resiliencia.

“De la adversidad al triunfo” fue el nombre del conversatorio que se llevó a cabo el viernes en la capital del departamento Río Primero, por parte de dos ciclistas amputados que este domingo corrieron el Desafío del Río Pinto.

Compartimos el testimonio de Pablo, ciclista de descenso, múltiple campeón nacional e internacional.

La familia Cingolani es reconocida en el mundo del ciclismo cordobés donde Pablo heredó de su padre la pasión por la bicicleta, y desde que subió -siendo muy pequeño a su primera bici- nunca más paró, participando de diferentes competencias en juegos panamericanos y mundiales.

Pero el 14 de mayo de 2022 todo cambió. Mientras iba en moto a Córdoba desde Villa Allende a buscar el número para su siguiente carrera, lo chocó de costado una camioneta mientras cruzaba una avenida, provocándole la fractura de cuatro costillas, el fémur, la rótula, la tibia y le arrancó parte del tobillo.

Su pie izquierdo se llevó la peor parte quedándose prácticamente sin talón, y después de más de siete cirugías y nueve meses internado, le tocó tomar una de las decisiones más difíciles: que lo amputaran.

-¿Cómo fue ese momento? ¿Qué recordás?

-El médico me dijo que no había muchas expectativas, había que seguir operando o hacer una amputación y que iba a ganar calidad de vida y tiempo. La verdad que se me hizo muy duro, pero hoy estoy demostrando que las cosas cuando uno se lo propone en la cabeza, se logran. Hoy no corro por los demás, hoy corro por mí. Mi meta es llegar, completar la carrera, lo más rápido que pueda, pero tratando de transmitir que no hay que bajar los brazos, que cuando uno tiene una meta tiene que cumplirla de una forma u otra, y siempre darle para adelante.

-Tu primer desafío después de la amputación fue la carrera más difícil de Córdoba: la del Río Pinto…

-Fue mi primer Río Pinto y hacía dos meses recién que estaba usando la prótesis. Menos de dos meses. Me preguntaron si quería correr y dije que sí tímidamente, pero un amigo me incentivó y me ayudó muchísimo. Fue la gente la que me ayudó y que me empujó a salir adelante.

-Corrés desde muy chico, ¿cómo fueron todos esos meses internado y sin poder caminar?

-Cada operación era como una expectativa de decir “ya está, con esta es la última, se acaba”, pero no. Como en el accidente perdí parte del talón y peleé mucho para reconstruir eso, estuve casi cuatro meses y medio más en cama, sin moverme. Después empecé a usar silla de ruedas pero siempre adentro de la casa, sin poder salir porque tenía una parte de la pierna abierta y corría riesgo de alguna infección, asi que los médicos no querían que saliera.

Una vez por semana iba al hospital, esa era mi única salida, así durante casi ocho meses, hasta que llegaron a un punto en que me cierran toda la parte que se podía cerrar de la pierna y después tenían que seguir operando para ver si se podía recuperar el pie que estaba destruido.

Tuve una charla con el médico que me dijo que había que empezar de vuelta a operar porque a mí me faltaba una gran parte del pie que trataron de ir reconstruyendo con injertos, pero era seguir asi, paralizado, sin poder hacer mi vida.

Ahí me dijo que seguíamos operando y me podía llevar años –ya para mí nueve meses habían sido muchísimos-o amputábamos.

-¿Qué sentiste en ese momento?

-Para mí fue muy doloroso, pero también lo fue perder ese año porque yo no seguí haciendo mi vida, estuve encerrado adentro de mi casa. Soy comerciante y tuve que dejar todo. Me trajo muchos inconvenientes no estar trabajando.

Cuando el médico me dice que la decisión era mía, me volví a mi casa, lo pensé, lo hablé con mi novia y para mí no tener mi pie era no tener futuro, no lo veía, pero a los 15 días tomé la decisión de amputarme.

-¿Y después?

-En mi caso, donde yo estaba tomando la decisión, no fue que ahí nomás cuando dije que aceptaba amputarme lo hicieron. No. Ahí comenzamos con psiquiatras para que estuviera convencido de la decisión que estaba tomando y después no tuviera problemas el hospital. Pasó un tiempo, y después de la operación, al mes y medio o dos meses me dice el médico que ya podía hacer vida normal.

-¿Qué fue lo primero que hiciste?

-Llamé a mis amigos y los invité a andar en bici el sábado (risas). A mí el médico me había dicho que podía hacer vida normal, “pero no tenés pata”, me dijeron mis amigos. Le busquemos la forma entonces porque yo quiero andar en bici, retruqué.

-¿Qué significa la bicicleta para vos?

-Comencé a correr a los 14 o 15 años. Estuve casi 17 años en la Selección Argentina. Fui subcampeón panamericano varias veces. Corrí cinco mundiales. La bici es mi vida. Aparte mi padre y mis hermanos también corren, somos conocidos en el ciclismo, y mi papá nos heredó ese amor y siempre nos apoyó.

-¿Qué disciplina hacías?

-Ciclismo de descenso. Subís a una montaña, te marcan un circuito y el que baja más rápido gana. Me cansé de caerme, de quebrarme, pero con esa edad, te caías y te levantabas, te caías y te levantabas…

-¿Creés que eso también influyó en cierta manera en la actitud con la que superaste la amputación?

-Sí. En medio de esta situación que había pasado tan rápido es como que me dije: bueno, me caí, ahora me levanto y sigo. Y el único camino que había para andar era hacia adelante, por eso estoy acá.

Este domingo, Pablo completó su segundo Río Pinto, mejorando el tiempo del año anterior, por lo que se mostró “muy feliz” y satisfecho.

El autor:

El Diario del Pueblo

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